Reseña de película  Joker de Todd Phillips


Arthur Fleck es un payaso con una extraña enfermedad mental. Responsable del cuidado de su madre enferma, sueña con su propio espectáculo de stand up comedy. La situación no es favorable. Tanto su condición mental como su oficio lo hacen blanco frecuente de agresiones en ciudad Gótica, ciudad sumida en una profunda tensión social.

Fleck es atacado en el metro por tres jóvenes ebrios, pero esta vez, decide ser el victimario. El triple asesinato, divulgado en los medios de comunicación, genera la simpatía de los ciudadanos. Al ver cómo el caos se precipita, el político Thomas Wayne, venerado por la madre de Fleck, anuncia su candidatura a alcalde. Pero ahora que el subestimado y mentalmente enfermo Arthur Fleck ha ganado popularidad, su vida y la de ciudad Gótica dan un giro radical.

Análisis

Sobre Fleck rezuman todos los elementos que llaman a nuestra compasión como espectadores: pobreza, enfermedad (psiquiátrica), familia disfuncional y un oficio noble aunque precario.

Arthur Fleck es presentado como víctima de una sociedad inmisericorde, indolente, cruel y violenta. Ciudad Gótica es absolutamente hostil, es una sociedad enferma. No se salvan ni los niños ni los adultos. La corrupción ha penetrado el sistema y así, aparentemente, ha construido al Joker. ¿Pero esta conclusión no resulta demasiado fácil? ¿Pudiéramos hacer otra lectura?

Sociedad de masas y medios de comunicación

La sociedad es un personaje colectivo que teje la urdimbre donde el Joker puede sostenerse. Ciudad Gótica representa una sociedad distópica en la cual la irracionalidad y el resentimiento se han desbordado, producto de la corrupción política que ha incrementado la brecha entre ricos y pobres. De esa forma, el guion del filme introduce la polarización política entre derecha e izquierda.

La ciudad tiene los rasgos de la sociedad masificada: anonimato, aislamiento, soledad, indolencia, deshumanización. El lugar de lo popular ha sido sustituido por el de la popularidad mediática y, tal como lo dice el Joker, los medios se atribuyen la autoridad de determinar qué es bueno y qué no.

Los medios masivos de comunicación juegan un papel determinante: son sancionadores. La TV es el lugar donde se orientan las operaciones del pensamiento colectivo. Es el único canal para ser alguien en una sociedad de anónimos. Cuando los noticieros difunden el triple homicidio de Fleck y se preguntan sobre una posible lectura política, lo convierten en un símbolo, muy a pesar de los esfuerzos de Wayne, que peca al abordar el problema desde una perspectiva elitista.

De algún modo, son los medios quienes construyen al Joker y precipitan el caos pues, de otra manera, el crimen de Fleck sería otro crimen más en la ya violenta ciudad Gótica. Pero la explotación mediática de la información resignifica el crimen y le devuelve a Fleck "su existencia" social, alentando su nuevo "número".

¿Una película irreverente?

He leído algunos artículos que califican esta película como irreverente. Al respecto me formulo algunas preguntas. La primera sería: ¿qué la hace irreverente? Quienes sostienen esta tesis, ven la irreverencia en el modo en que, por primera vez, el Joker es situado en un contexto sociohistórico que explica el origen de su maldad, como si la locura no tuviera otra causa que el maltrato.

Asumiendo este discurso, todo indicaría que la maldad es socialmente construida. Esta visión romántica, roussoniana, según la cual el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe, ¿es verdaderamente irreverente? ¿Esto no haría del filme un panfleto moralizante?

Me parece que de haber algo irreverente estaría en la ironía humorística de los crímenes del Joker. La cuestión de si la sociedad ha inducido la locura del Joker no me parece tan significativa como la cuestión sobre cómo una deficiente lectura política de la realidad le abre las puertas al caos.

No se puede decir que la película legitime la violencia o la promueva, pero al no condenarla y al no salvar a ningún personaje de la sospecha moral, legitima la cultura de la antipolítica.


Tráiler:





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